Esto de cumplir años siempre me ha gustado mucho, creo que ha sido una emoción que mi madre cultivó en mí. Cada año eligió un tema para celebrarme los cumpleaños (lo verán en las fotos más abajo).
Consecuentemente, cada vez que celebro mi cumpleaños no puedo evitar recordar a mi mamá, le debo todo lo que soy (creo que a muchos de ustedes les pasa). Mi madre murió en el año de 1996 cuando yo tenía ocho años, ayer cumplí 27 y me sorprende haber pasado 19 años sin verla, sin escucharla y sin sentirla.
Su partida ha sido el momento más duro
de mi vida pero, contradictoriamente, el más perfecto. Perfecto porque sé, por una cuestión de fe y de sexto sentido, que siempre está conmigo, a veces ha querido regañarme y hasta reírse de mis locuras.
Esta historia se las comparto para que comprendan por qué les hablo tanto de la belleza del alma. La partida de mi mamá me permitió ver la vida con más sensibilidad, con un sentido más humano, me permitió buscar en lo más profundo de mi interior las herramientas para salir adelante y para poder lucirle a la vida mi gratitud, pese a cualquier circunstancia.
Por mucho tiempo cuando vi las fotos de mis cumpleaños de niña pensé en la inversión que mi mamá hizo en cada una de ellas (siempre estrenaba algo jajaja). Hoy comprendo que más que una inversión económica fue una inversión de amor, de alegría y de tiempo, un tiempo que logra saciar los años en los que ya no estaba… físicamente.
Esta ronda número 27 la viví diferente. Busqué cultivar mi alma y me fui a pintar con mi amiga Rebeca (pronto les cuento en un post). Compartí con mi esposo todo el día y en la noche fuimos a cenar, ¡él es mi persona favorita! Pronto iremos a la playa a celebrar.
La vida consiste en eso, permitirnos llorar, disfrutar, creer, sonreír y embellecernos por dentro para lucir radiantes por fuera. ¡Que nada los detenga!
Les comento que me puse una enagua que siempre ha sido de mis favoritas, ya se las he mostrado varias veces, de la marca costarricense Nnia. Ese sombrero es de mis favoritos de temporada y acerca de la blusa pronto les cuento.
Un abrazo,
Ari.