Repasar la vida de un gran artista, una leyenda dentro de esta industria, un soñador tan profundo que llegó a temerle a sus propios anhelos, un diseñador consagrado por muchos como un genio, ocuparía muchos caracteres pero aprovecho para destacar ciertos puntos que llaman mi atención.
Antes. Su infancia parecía sencilla. De una familia con muy buena posición económica de Orán, la época de la Argelia francesa. Capaz de darle todo. Desde niño era amante del teatro. Sin embargo, fue acechado por el acoso escolar a lo que él intentaba sopesar con la frase: “algún día seré famoso“.
Su madre, Lucienne Andrée Saint-Laurent, lo ayudó y motivó para que Yves participara en un concurso convocado por el Secretariado Internacional de la Lana. Obtuvo la tercera posición con la que impresionó a Michel de Brunhoff, jefe de redacción de Vogue, quien le recomendó a Yves estudiar en Chambre Syndicale de la couture. Así lo hizo.
Al año siguiente Saint Laurent volvió a participar y resultó ganador. De Brunhoff, nuevamente sorprendido, envió esos diseños a Dior quien al notar el talento de Yves lo reclutó en su taller.
Etapa Dior. Saint Laurent se convirtió en el diseñador de alta costura francesa más joven, con tan sólo 21 años. Logró crear colecciones exitosas para el ojo público. Años más tarde recibió duras críticas por lo que fue retirado, bruscamente, de la casa francesa.
Cuando Yves se recuperaba de unos grandes ataques de estrés y depresión logró demandar por daños recibidos a la casa Dior. Con el dinero que recibió, un inversionista y su eterno amigo y compañero Pierre Bergé, creó su propia casa de costura.
YSL. Yves siempre quiso deshacerse del principio de las líneas que aprendió en Dior. Con su colección Trapèze inició a plasmar su propia visión.
Saint Laurent tuvo un estilo enfocado en mujeres muy hermosas pero no por eso menos reales, mujeres de la vida real, embellecidas por la seguridad de estar in the mood. Amó a las mujeres que se movieran con soltura y seguridad .
Para él ya no eran damas de foto fija, sino mujeres con movimiento, con hombros seguros y levantados.
Explicó Yves para Laure de Hesselle y Julie Huon en Le dictateur de velours, que sus vestidos nacen de un gesto. Un vestido que no refleja un gesto o que no haga pensar en él no es bueno.
¡Unión de movimiento y gesto!
Prendas esenciales YSL. Este francés fortalece la propuesta de la mujer moderna. Se adueña de las piezas para transformarlas y hacerla perdurar en el tiempo. ¡Sí que lo logró!
- El chaquetón: es el primer esencial presentado por YSL. La definición perfecta entre una prenda utilitaria y urbanismo.
- La túnica, el blusón marinero y la guerrera.
- El trench: es una prenda llevada por los oficiales en las trincheras durante la Primera Guerra Mundial. YSL le hace su aparición acompañando un vestido de noche.
- La blusa: libre en el busto, la cintura y el pecho. Su primera versión llamada Normanda.
- El esmoquin: le brinda a la mujer una nueva opción para salir, haciendo una prenda en clave femenina. Para esta creación, el diseñador le dijo a Mariella Rghini “la clave va más allá de los salones. Lo comprobé hace cinco años, cuando hice mi primer esmoquin. En la alta costura: éxito nulo. En prêt-à-porter: inmenso“.
- La shariana: un clásico safari reorientado al aire de la seducción.
- El mono: la exitosa prenda de una sola pieza, con cuerpo y pantalones.
Décadas. La vida de Yves se apagó en el 2008 a consecuencia de la depresión, su batalla eterna. Sus colecciones de arte, que resguardó junto a Bergé, fueron subastadas.
Fueron muchísimos los años donde Yves cultivó su eterna pasión por vestir a la mujer. Para muchos un exitoso ícono de la historia de la moda.
Yves me dejó muy en claro su legado, su felicidad en la creación y en el arte, pero sobretodo me hizo comprender que no necesariamente los reconocimientos públicos nos regalan la felicidad plena.
¡Gracias grande!
Un abrazo,
Ari.