No sé si ustedes fueron de esos niños(as) que temían que saliera un monstruo debajo de su cama o de su clóset. En mi caso nunca fue así, mi clóset me encantaba y debajo de mi cama no me dejaban tener nada para no pensar en monstruos.
Lo cierto es que ha sido la tortura de muchos hasta que conocí a Lina Rodríguez y su maravilloso mundo de monstruos. Cuando llegué a taller habían varios ojos, pelos, bocas y telas esperando ser armadas.
“El primer NOMELLAMO lo hice cuando aún estaba en la universidad haciendo la tesis para graduarme de diseño de modas. Fue un experimento total, era un regalo para mi novio, un trance de una noche. Después, a unas compañeras mías les gustó y me encargaron unos. Mi novio lo tenía en el cuarto de él y los amigos me empezaron a encargar”, me detalló Lina. (Es el primero que verán en las fotos).
La mamá de estos monstruos llevó, por primera vez, a sus NOMELLAMO a la feria Tranistarte con una producción de ocho peluches, donde pudo abrirse puertas para colocar sus productos en el KIOSKO San José cuando iba a iniciar el proyecto.
Lina salió del país por un año, tiempo donde los mostruos crecían a paso lento. Con su regreso, su novio y cuñado eran quienes la motivaban para que se dedicara a eso.
“Trabajaba con un española que hacía ropa orgánica entonces por las noches, o los fines de semana, me dedicaba a los monstruos. Con el tiempo pensé en dejar mi trabajo y ver a NOMELLAMO como un verdadero negocio. Me puse firme y dejé todo para dedicarme sólo eso.
“Uno tiene que armar un plan de negocio que le vaya permitiendo tener metas. Yo fui muy explorativa, por lo que ha sido un aprendizaje muy largo para mí. En aquellos años casi no habían cosas para poder iniciar”, añadió Rodríguez.
Soy de las que tienen un NOMELLAMO, desde antes de conocer a Lina. Como en mi época de niña no habían estas cosas tan divertidas, hoy tengo una cartuchera, un llavero y un peluche que es el primero de mi colección.
Cada vez que he elegido un NOMELLAMO ha sido amor a primera vista, es el que me gusta, el que me llama la atención y ese es el que me llevo. Bajo esa premisa nació su nombre.
“El NOMELLAMO salió desde el primer transitarte cuando yo veía a la gente que le llamaba la atención algún monstruo, es como similar a elegir una mascota que uno se identifica, lo elige y le pone nombre, entonces por eso el NOMELLAMO. Lo importante es ver y elegir el que le llame a uno la atención, conectarse con un monstruo”, añadió Lina.
Para las ferias, Lina siempre hace un experimento. Recientemente hizo una colección de animales de Costa Rica. Me explicó que es muy importante el país de origen y por eso se volvió más hacia el nuestro con 10 animales característicos. Asimismo, ha hecho una colección de leyendas de Costa Rica y otra de regreso a clases con bultos, loncheras, entre otras.
Lina es toda una artista que me demostró el coraje que hay que tener para emprender un negocio propio -nada a medias- se entra de lleno, alma vida y corazón aunque el camino sea largo. ¡Mi total admiración!
Hoy veo NOMELLAMO en muchas tiendas del país y comprendo la historia que hay detrás. ¡Bravo!