Mamá Millenial

A mis amigas de post parto

By Ariana Fernández

June 29, 2020

La etapa de post parto siempre viene cargada de muchas emociones. Sensaciones que yo ni siquiera imaginaba que experimentaría. A todas se nos manifiesta distinto, pero siempre hay algún sentimiento que aflora. 

Pasé una semana en el hospital, pero me hizo muy bien porque me logré recuperar, recibir visitas, comer como en un hotel y escuchar a la gente a mi alrededor. El día que me dieron la salida, llegué a casa y me invadieron todos esos sentimientos. Era una vorágine que tomaba más fuerza día tras día. 

Dentro de aquellos días donde la nieve golpeaba mi ventana hubo un montón de personas que me ayudaron, algunas sin darse cuenta lo valiosas que eran para mí durante esa etapa. A la distancia, mis amigas me acompañaban en mi nueva vida. Siempre me pedían fotos, me piropeaban al niño, etc. La madrina de Nicolás me llamaba para decirme que sabía que yo estaba llorando y buscaba hacerme reír. 

A los días que nació Nico llegó mi sobrino. Mi sobrino es mayor que yo, tiene dos hijos y su trabajo le demanda viajar muchísimo. Yo creo que él nunca me vio llorar; intenté prepararle los desayunos con mi mejor energía. Solo su compañía me hacía muy bien. Su experiencia me daba tranquilidad de saber que todo iba a estar bien. Ese momento de tenerlo a él en casa hablándome de todo, me daba amor y alivio. 

Días más tarde llegó una amiga desde Costa Rica. ¡Madre mía otro ángel! Mi amiga llegó a ayudarme, a consolarme, a escucharme, a comer rico con nosotros. Todas las noches escuchó mis angustias de la nueva vida. Lo recuerdo con tanto agradecimiento. Un día nos fuimos de compras solo ella y yo, Nico se quedó en la casa con el papá. Ese momento fue mágico, nos reímos, bailamos, compramos. ¡Gracias amiga! 

Justo un día o dos antes de que mi amiga se fuera llegó otra amiga que vive en España. Otro ángel que también me consoló, me hizo reír, me escuchó y me cocinaba. Estuvo presente en el primer corte de cabello de Nico, nos acompañó a sacarle el pasaporte. Su compañía alivianaba mi soledad. 

Esos ángeles de los que hoy te hablo significaron mucho para mí. Dentro de mi vorágine no podía evitar llorar por la falta que mi madre me hacía. La extrañaba y me parecía injusto que no estuviera conmigo. Lloré mucho. Pero esas amistades me ayudaron a que mis días tuvieran amor, más del que ya tenía arropado en mis brazos. 

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Más tarde tuve amistades que llegaban a conocer a Nico con amor, ilusión y alegría. Tanto que me ayudaban a navegar en mi marea de sentimientos. Justo hace unos días una amiga me escribió por Instagram. Es una amiga con la que no hablo mucho, no la veo desde hace bastante tiempo, pero le tengo gran cariño. Nos pusimos a recordar lo que hicimos con la llegada de Nico; un día fuimos a comer cereal y a hacer Bullet Journal junto con otra amiga. Esas horas fui sin Nico y ellas me hicieron reír montones. A los días fui a la casa de mi amiga con Nicolás. Pasamos toda la tarde conversando, pintando y tomando chocolate caliente. Ella nunca supo lo bueno que me hizo esos espacios con ella, así que ese día que conversamos se lo dije. 

Unos meses después de la llegada de Nico nos fuimos de Madrid a México. Primero pasamos por Costa Rica para que nuestra familia y amigos conocieran al bebé. Es verdad que mi cuarentena había terminado, pero la vorágine seguía detrás mío en la etapa post parto.

La ilusión de la familia y/o amistades a la hora de conocer a Nicolás me inundaban de amor. Me aliviaban mis temores y mi soledad post parto. Hay muchísimas personas que no se enteraron de lo bien que me hizo que estuvieran ahí chineando a Nico. Un día, dos de mis amigas más cercanas me acompañaron al salón de belleza. Mientras yo me cortaba y teñía el cabello, además de hacerme las manos, ellas jugaban, mimaban y entretenían a Nico. Yo simplemente no sabía cómo externarles lo que esas acciones significaron para mí. 

¿Dónde estaba Elías? A mí lado y junto a Nico. Su compañía fue fundamental para que los dos evolucionáramos en la vida de ser mamá y papá. Los dos estábamos aprendiendo y él se acongojaba al verme llorar así que buscaba hacer todo para que yo estuviera bien. Me siento muy afortunada de contar con él. 

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Con el tiempo todo mejora. Mi vorágine se acomodo, mis emociones maduraron y Nicolás fue creciendo. Por hoy, más consciente, puedo decirte que tus amistades post parto son indispensables en tu etapa. Lo que necesites de ellas(os) dependerá de lo que experimentes durante esa etapa, pero sólo saber que te escuchan, que te hacen reír, que te recuerdan que todo va a estar bien ayuda muchísimo. 

Con un cariño inmenso, Ari.

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