¿Cómo vestir el alma?

Cómo Vestir el Alma: Cuando subes el Monte Everest

By Ariana Fernández

March 09, 2021

Hay situaciones en la vida que son como subir el monte Everest. Yo sé que lo sabes porque te ha pasado. Momentos donde estás sola en medio de la nada intentando avanzar mientras la tormenta de nieve te acecha.

Esa montaña tan temida, tan difícil, empinada, con un clima complicado, con tantas tormentas; tan alta que subir parece inalcanzable. Sobrepasarla es de valientes.

Así es como en nuestra vida tenemos nuestros montes Everest. Algunos más empinados, otros no tanto.

En fin, montañas que se traducen en situaciones que atravesar.

A veces salimos de casa a dar una caminata sencilla, pero te das cuenta que el camino se pone duro, áspero y cansado.  Te percatas cuando estas iniciando una pendiente, pero toca seguir caminando.

También: Cómo Vestir el Alma: A mis padres.

Quizás de un pronto a otro te alejaste demasiado de tu camino, pero estas recorriendo otro distinto. Difícil sí, pero que te va a conducir a otro valle. Parece que, además de que el camino es difícil, la tormenta repentina te hace tambalear, te golpea queriendo botarte, te cuesta respirar, no tienes pensamientos claros.

Recuerda que ese monte puede ser cualquier situación que estés atravesando. Grande o pequeña, complicada o no; es tu situación y eso la hace valiosa. Así que decides sentarte, ahí en medio de lo que parece nada. Realmente no tienes idea de qué hacer, no tienes tantas opciones. Pero tienes dos muy valiosas.

La primera es quedarte sentada porque el trayecto es más retador de lo que esperabas. Piensas que vas a sentarte hasta que las condiciones mejoren. Pero mientras esperas, te quedaras ahí deshecha, sola y triste. Si viene una tormenta nueva puede que te mate, si te quedas sentada, también.

También: Cómo Vestir el Alma: A nuestras «yo» del pasado.

Pero tienes otra opción seguir caminando. Quizás tengas que bajar el ritmo de tu paso porque las condiciones están bien adversas. Pero la meta es salir con vida y siendo mejor persona, así que tómate el tiempo, respira, pero nunca dejes de caminar. A lo mejor en el camino perdiste personas, objetos, sueños, ideales, cariño, lo que sea perder es duro.

Atravesar nuestros montes Everest es duro e inevitable. Por eso es que es tan importante no detener el paso. Lo más valioso ya lo tienes en tus manos y es vivir. Por eso no deje de caminar.

Con cariño,

Ari.

Comentarios

comentario