Una de las ventajas de recorrer el sur de España en carro es que las autopistas de todos estos pueblos están en perfectas condiciones, eso nos permitió avanzar rápido entre un destino y otro.
Decidimos tomar un desayuno en la playa del lujo: Marbella. Es una belleza del mediterráneo rodeada de tiendas. Sus aguas transparentes te dejan con ganas de sumergirte un poco más, pero nuestra llegada en época fría lo hizo algo difícil.
Después continuamos a Granada, directamente a La Alhambra y El Generalife. ¡Santuarios de la humanidad! Los árabes respetaron las creaciones previas de los romanos, y empezaron construcciones en la colina donde se levantó posteriormente La Alhambra. Las pugnas sobre este lugar fueron muchísimas y, entre tanto vaivén, la infraestructura cada vez se hacía más grande, siempre manteniendo ese aire musulmán y romano.
No hay rincón que no te asombre, cada detalle es increíble, preciso y cuidado. No son infraestructuras hechas a la ligera. Lo que más me dejó ese lugar es una lección de cómo muchas veces debemos cuidar los detalles para obtener grandes logros. No consta de velocidad, es un tema de resistencia y cuidado. Sin duda alguna, Europa tiene muchos tesoros como estos, pero la clave está en permitirse sentir lo que cada uno de ellos te ofrece.
Pronto les comparto mi último destino, ¡un abrazo!
Ari