¿Cómo vestir el alma?

De qué va el amor

By Ariana Fernández

December 08, 2020

Cuando llegamos al mundo venimos con la promesa de que todo va a ser amor. Muchos seres humanos sienten ese amor desde que están en el vientre de sus madres, cuando ven la luz de la vida y cuando van haciendo consciente su paso por este mundo. Crecer con amor también significa crecer en seguridad.

Ese es el amor: el combustible más emotivo, genuino y capaz de guiar nuestro caminar por la felicidad. Qué bonita es la esperanza del amor. Que rico es sentirse amado e inspirado por alguien que corresponde ese sentimiento.

A veces pasa el tiempo o surgen situaciones donde el amor se manosea. Se ve influenciado por el cerebro, por otros pensamientos o intereses que pueden hacer que el amor se vea empañado de otras acciones y emociones.

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La mayoría tuvieron un novio al que amaron demasiado y fue un error. Quizás no fue un novio sino un familiar y que tiene connotaciones muy dolorosas porque una no espera eso de su propia familia. Puede ser amistades. También pueden ser mascotas a quienes amamos con profunda entrega, pero su inevitable partida nos sumerge en el dolor profundo.

Así es esto, un azar; que conforme pasa el tiempo aprendemos a atinar mejor. Porque claro, mientras amamos nos damos cuenta que a veces, humanamente, perdemos. Que duro perder cuando sentimos que dimos todo. Pero así es, porque amar es un sentimiento precioso que tiene retos.

Primero enfrentamos el reto de si estamos amando a quien lo merece. Pero en realidad todos deberían recibir nuestro amor, solo que algunas personas lo merecen lejos de nosotras. Segundo, le hacemos frente a los momentos en los cuales, amando mucho, sufrimos mucho. No me refiero únicamente a la pareja, hago referencia a cualquier ser humano que, amándolo sin medida, nos hirió.

Hay un proverbio que me encanta y dice: “el que perdona una ofensa cultiva el amor”, 17: 9a.

Tercero, nos cuestionamos si amamos demasiado. ¿Cuánto es amar demasiado? Es sencilla la respuesta, pero la práctica es otro tema. Amar demasiado es cuando ese amor atenta contra nuestra dignidad y nuestros valores. Cuarto, el amor es expansión y necesitamos crecer con quien(es) amamos, buscamos una mejor versión de nosotras. Quinto, no hay amor en el cual tu tengas que perderte de ti misma. Sexto, muchas veces en el amor somos nosotras quienes fallamos y hay que asumir esa responsabilidad.

Son los retos de amar. Nunca un amor fue perdido porque nos enseñó a amar, nos enseñó de buenos tratos, nos permitió ver lo que nosotras somos capaces. Pudimos equivocarnos de persona, pero esa equivocación solo nos construyó mejores bases. Pudimos haber fallado, pero ese error nos dará compasión.

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Solo Dios sabe amar demasiado sin equivocarse, sin distinción y sin condición. He empezado a sentir que amando a Dios comprendo lo que es amar.

“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de dios, que es en Cristo Jesús señor nuestro”. Romanos 8:38-39.

Con cariño,

Ari.

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