Un día de estos hice un experimento de belleza y personalidad.
Les presento a dos de mis amigas del alma. Una estudia medicina y la otra odontología. Aunque ambas se desarrollan en el área de la salud, sus cuerpos y personalidades son muy distintas.
Les obsequié una blusa de Forever 21 que me costó ¢5.790 (aproximadamente $12) y les dije que la combinaran a su gusto, pensando en una salida para el día y una en la noche.
¡Hay que darle funcionalidad a lo que compramos!
Parecía sencillo pero les cuento que fue una aventura. El cuarto de mi amiga estaba lleno de zapatos, collares, y todo lo que ustedes saben que tiramos por todo lado.
El outfit del día le costó más a una que a la otra y viceversa con el de la noche. En algún momento quisieron desesperarse pero se ayudaban entre ellas. Al cabo de mil vueltas en el cuarto acabaron sus looks.
Para el día optaron por un short y pantalón en un tono azul, así como lentes, sombreros, sandalias y botas. Aunque lo mejor que le pusieron fue la sonrisa, el sol y a Copito (el perro).
Para la noche optaron por oscurecer con pantalones negros, un blazer, tacones y un maquillaje más acentuado.
Independientemente de sus gustos, de sus formas de ser, cada una le implantó su personalidad, una belleza interior y su forma de sonreír a la vida.
Con esto comprobé que podemos darle varias funciones una blusa económica y, lo más importante, que la belleza está en todas.
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