Para conocer a esta diseñadora costarricense me trasladé hasta su casa. Lo que me llamó la atención es que desde que entré sentí un aura muy artístico, empezando por ella misma hasta la decoración de su hogar.
Así es como Julieta Odio y yo nos sentamos a conversar gran rato (de haberlo sabido hubiera llevado unas galletas). Fui directo al grano preguntándole cómo fue que inició en esto.
“Yo empecé como a los 12 años porque quería tener todas las joyas del mundo así que opté por empezar a hacérmelas. Le vendía a las compañeras para poder comprarme materiales pero como aquí no vendían exploraba con cerámica, hilos y por ahí empezó la experimentación de materiales que me ayudó muchísimo después”, me explicó Julieta.
Hay ocasiones en la vida, donde nos guardamos, muy a dentro, una habilidad otorgada.
“Decidí estudiar arquitectura y mientras estaba en eso llevé unos cursos de joyería, donde aprendí las cosas peligrosas como soldar y usar ácidos. Uno a mano puede llegar hasta cierto punto, después ya tenés que soldar y hacer un montón de cosas.
“Paralelo a la arquitectura siempre estaba estudiando técnicas de joyería hasta que llegó el punto donde necesitaba saber más y me fui a Florencia, Italia, ya que en Costa Rica no daban esas clases joyería”, me detalló.
Julieta, a mi parecer, llegó a Florencia algo avanzada en el tema así que optó por estudiar en dos escuelas: en Alquimia joyería contemporánea y diseño experimental, y en Perseo que es muy clásica, florentina y donde hay profesores de la cuarta generación.
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“La idea es que con toda esa experimentación que obtuve pueda desenvolverme con diversidad de materiales, por ejemplo: si quiero hacer algo en un tuco de resina, con cuero y ponerle un diamante perfectamente pueda hacerlo, lo cual es muy importante”, añadió.
Una vez concluidos sus estudios por la hermosa Italia decidió regresar a Costa Rica con la firme convicción de que nuestro clima es mejor. Trabajó acá en su propia marca y ahora tiene tres líneas de piezas: la clásica que son anillos de compromiso y de matrimonio, contemporánea que es para galerías es arte, y lo más comercial.
La joyería contemporánea es un mundo muy pequeño dentro de todo el mundo de la joyería. La mayoría son para publicaciones o exhibiciones; hay quienes la compran como colección, pero suele ser en Europa.
La parte de moda es un diseño muy propio, sin embargo, tienen que trabajar con cierto esquema de en qué año estás, cuáles son las tendencias y hay que estar al día en todas esas cosas. (Entre risas, nuevamente, Julieta me dice que ella vive en otro mundo ya ni cable tiene, ¡no sé cómo hace!). Pero en cosas de moda hay que hacer la investigación necesaria.
Hoy en día, Julieta puede decir que cuenta con una cartera de clientes que cada día le refieren a más personas. Sus diseños son una exquisita conexión con ella misma y su interior.
“Son de las cosas que más me han satisfecho, saber que puedo vivir de esto y vivir bien“, me dijo Julieta.
Podría extenderme mucho más mencionando sus creaciones y reconocimientos que ha recibido. Sin embargo, extenderme no es mi objetivo. Sólo les muestro uno de esos grandes talentos que guarda nuestro país. Y a quien conocer ha sido todo un camino lleno de imaginación, de tesoros y sorpresas.
Fotografías por Luigi Lam. La primera foto es Julieta.