Mamá Millenial

La estrella de mi árbol

By Ariana Fernández

December 16, 2020

Yo no sé si a ti te gusta tanto la navidad como a mí, pero a mi me llena de una energía muy linda desde siempre. Recuerdo que el año en el que murió mi madre yo disfruté de la navidad también. Fue muy distinta a las que tenía con ella porque ya no estaba el mismo árbol de navidad que hacíamos, tampoco visité a las mismas personas y todo cambió. Pero mi espíritu siguió amando la navidad.

Durante la navidad, las personas tienen más actividades para disfrutar de sus seres queridos por eso se siente una energía tan linda. Hay más tiempo y disposición de compartir. También se siente la energía de un nuevo año que se acerca y que es la posibilidad de iniciar de nuevo. En fin, diciembre late distinto.

También: De qué va el amor. 

Lo que sí estoy muy segura es que con niños, la navidad adquiere otra luz. La primera navidad de Nicolás él era muy bebé, ya caminaba, pero no comprendía nada de lo que sucedía, no entendía de regalos, ni de santa, ni del niño Jesus. Pese a su poco recuerdo, mi ilusión era mucha. Para su segunda navidad también sentí lo mismo solo que nos encontrábamos de viaje entonces la calidez de la familia y seres queridos hizo esa navidad sencillamente mágica.

Este año que pasaremos navidad en casa tengo aún más ilusión.

Su consciencia y su emoción alegra la vida de nosotros los adultos. Primero, explicarle que nace Jesús me da mucha ternura porque lo recibe con una nobleza, muy complaciente y con una disposición a la fe muy genuina. Segundo, su emoción por descubrir una nueva temporada donde abundan las luces, los árboles y los ornamentos genera en nosotros los adultos un renacer en la magia navideña. Tercero, cultivarle la esperanza de que Santa, el Niño Dios, los reyes magos (el que cada familia crea) les va a traer un detallito llena de emoción los días. Es como una cuenta regresiva a la inocencia, a la ilusión y a la fe.

También: Querido Dios: estar contigo.

Nicolás nos ha hecho ponerle más empeño a la navidad, reforzar nuestras creencias, guiarlo en agradecimiento. Verlo reír es la luz más brillante del árbol que tenemos en casa. Es verdad que los niños son una locura, a veces no nos alcanza la vida para hace todo lo que deseamos, pero nos enseñan a redescubrir el mundo y la navidad es uno de esos momentos que re definimos con ellos(as). Por eso este año, la estrella de mi árbol tiene pestañas largas, una sonrisa bulliciosa y le gustan los dinosaurios.

Con cariño,

Ari.

Comentarios

comentario