Uno de los emblemáticos símbolos con los que se relaciona la República Popular China es la inminente Gran Muralla China. Toda una crónica épica, capaz de seducir a quien se interese en comprenderla a profundidad.
Con una extensión de 21 196 Km2, la UNESCO la declaró en el año 1987 Patrimonio de la Humanidad.
Su majestuosidad se ha visto amenazada a lo largo de los años por el deterioro natural y artificial, como terremotos, inundaciones, lluvias, fuertes vientos, el robo de ladrillos, cultivos alredor de zonas fértiles, reparaciones defectuosas y el turismo.
La construcción de esta gran obra de la ingeniería se origina con motivo de protegerse de los dos rivales predominantes. Por un lado, los nómadas de la época provenientes de estepas mongolas, quienes solían movilizarse a los sedentarios territorios chinos a comercializar sus productos. Por otro, los manchúes, grupo étnico que forma parte de las 56 minorías étnicas oficialmente reconocidas por el gobierno de China.
Los procesos de construcción a los que se vio sometida la Muralla China, apuntan a datos históricos de una cultura milenaria plasmada de convicción por defender su territorio.
Las dinastías chinas juegan un papel predominante en la icónica Muralla y resulta importante conocer sobre esta amplia faceta para comprender sus orígenes.
Son 5 los periodos, en la línea cronológica de las dinastías, que destacan el ideal de proseguir con la formidable barrera defensiva.
- Dinastía Zhou (1027 a.C. hasta el 221 a. a.C.). La tercera dinastía de la antigua China, que se prolongó a lo largo de más de siete siglos.
El territorio se encontraba dividido en pequeños y medianos reinados, sometidos a incesantes guerras de anexión a las que solo sobrevivieron los siete más poderosos: los estados de Qin, Chu, Yan, Han, Zhao, Wei y Qi.
Varios estados se comprometen a la construcción de paredes para protegerse de sus vecinos y de pueblos extranjeros. Así, el estado de Qi inicia la construcción de un muro. Posteriormente, el estado de Wei comenzó la construcción de un muro en la frontera occidental, cerca de Qi. Un segundo muro en la frontera oriental fue imitada por los estados de Yan y Zhao.
El rey de Qin emprendió la conquista del país. Al cabo de nueve años, es decir, en el 221 a. de C., terminó por imponerse a los otros seis estados y reunificó China, poniendo así punto final a siglos de división.
- Dinastía Qin (221-206 a.C). El auge de los Qin, que unificaron los fragmentos dispersos de China, puso fin a las constantes guerras entre estados.
El emperador Qinshi impulsó la expansión territorial, que requirió el ensamblaje de murallas de barro a la Gran Muralla para prevenir las incursiones bárbaras.
- Dinastía Han. Los Han conservaron gran parte de la estructura estatal anterior. La dinastía se divide en Han Occidental (206 a.C. – 9 d.C.) y Han Oriental (25-220 d.C.). Los Han Occidentales rescataron al país de la decadencia y consolidaron el Estado.
- Baja Actividad. Del periodo de Los Tres Reinos hasta fines de la Dinastía Yuan, la muralla no experimentó grandes cambios, más allá de la reconstrucción de sectores desgastados.
- Dinastía Ming (1368 – 1644). Los mongoles siguieron acosando a China a lo largo de la frontera septentrional, por lo que reconstruyeron partes de la Gran Muralla.
Su majestuosidad impresiona sin importar en que ciudad o estación del año se visiten sus extensos tramos.
Este símbolo de orgullo colectivo para los chinos, posee escenarios diversos que indudablemente transportan al visitante a elogiar el ingenio de una civilización tan antigua.
A continuación, se hace referencia a los tramos que se visitaron durante una larga expedición en la Tierra del Dragón.
Tramos en Beijing
- Badaling. Es el sector más visitado por los turistas, y el más restaurado. Puede resultar artificial para las condiciones reales en las que debería encontrarse según los años de construcción. Sin embargo, sus edificaciones no dejan de ser impresionantes. Se ubica a 80 kilómetros de la ciudad.
- Jinshanling. Se ubica en las montañas de Beijing, a 120 kilómetros de la ciudad. Es la sección más alejada, pero a la vez la más retadora. Toda una cumbre espera por el más alentador caminante, para gloriarse de vistas espectaculares, una vez que se llegue a la cima.
- Mutianyu. Resulta ser el tramo más cercano a la ciudad, al estar a 70 kilómetros. También, es accesible para recorrerla. Posee sectores que se conservan aún es su estado original, al igual que sectores restaurados.
Tramo en Tianjin
- Huangyaguan. Es un tramo pequeño ubicado a 128 kilómetros de las afueras de la ciudad de Tianjin. Es sencillo de recorrer y menos frecuentado que los tramos de la ciudad de Beijing.
Tramo en Hebei
- Shanhaiguan. Conocido popularmente como la cabeza del dragón. Es el tramo en el que la Muralla China se conecta con el océano. Es un destino turístico popular debido a la majestuosidad de contemplar la mezcla de una obra arquitectónica con la imponente naturaleza del mar que la roza.
Todos los tramos de la Gran Muralla China tienen un encanto particular. China es un país sumamente extenso, que resulta un reto conocer todas las facetas que tiene por mostrar ésta joya producto de la astucia del ser humano.
Fuentes:
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/06/06/internacional/1338955450.html
http://espanol.cri.cn/chinaabc/chapter14/chapter140103.htm
Libro: China. National Geographic. Edición Edipunt. Año 2006