Yo andaba un vestido de marinera hecho por mi mamá. Y sí, mi mamá, además de ser una abogada fría y tajante, era mujer. Una mujer apasionada de la vida, donde exploró lugares, libros, manualidades, y hasta coser sabía.
Habíamos ido juntas a una actividad – de la cual yo no tenía mucha consciencia- y ella sólo me pidió que cuando dijeran su nombre fuera al frente por algo que nos iban a entregar.
¡Jeannette Sánchez! Escuché. Y muy orgullosa de mi vestido de marinera me levanté –tal como me lo pidió- llegué al frente, sentí que todos me observaban y regresé con un cartón blanco enmarcado. Yo no entendía de qué se trataba.
Una vez terminada la ceremonia, fuimos a hacer un mini recorrido. Aún mi madre no me explicaba nada sobre ese cartón. Llegamos a una habitación algo oscura, nos detuvimos y me explicó.
“Ese cuarto que ves ahí lo equipamos, através de una doncación, para un niño. Ese niño tiene una enfermedad llamada cáncer así que debemos ayudar“, esas palabras aún suenan en mi cabeza.
Algo atrevida, me asomé para ver el cuarto y lo vi a él: un niño peloncito estaba allí. Él sin comprender qué pasaba y yo tampoco. Sólo nos miramos.
Recuerdo esa imagen como si hubiera sucedido ayer. Y como ya saben, mi mamá murió hace 19 años, quiere decir que eso sucedió hace 20 años y esa escena de la vida sigue intacta en mi mente y en mi corazón.
Aprendí a darle significado a ese día. Mi mamá me vistió como una princesa, yo sentía que andaba el vestido más hermoso de la vida y eso es importante junto a un lado muy humano que hace prosperar el alma. Mi mamá me lo dejó en claro esa noche. ¡Nos arreglamos oara ayudar!
Se los había contado en un video hace algunos días. Hoy, ese sentido de belleza en el alma me ha puesto en mis manos un proyecto junto a una población de adolescentes con cáncer, sumado a una diseñadora costarricense que contacté y unos consejos de maquillaje.
El cartón blanco se los comparto en una foto abajo.
¿Quieren saber de qué se trata la actividad? ¡Pronto les cuento más!
Un abrazo,
Ari.
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