Cuando llegué a Toledo comprendí que, independientemente si la estancia en Madrid es larga o corta, visitar esta ciudad milenaria es una parada obligatoria. Así que les comparto algunas de mis motivaciones, dentro de las muchas que pueden haber.
1. Es como entrar a un parque temático pero real. Para mi como costarricense, visitar este pueblo significó toda una experiencia distinta. Sus impresionantes estructuras no dejaban de cautivarme calle tras calle. Cada rincón cuenta una historia.
2. Perderse en sus calles. Cada calle nos lleva a sorpresas: vistas, edificios, restaurantes, museos, iglesias, entre otros. Pero cada callejón de ese entrelazado vial nos brinda inspiración. Así que para quienes amamos encontrar nuevas experiencias para escribir, para diseñar, para fotografiar o para atesorar: esta es una experiencia.
3. Está súper cerca de Madrid. Se ubica a 70km del centro, aproximadamente. Por lo que llegar ahí no se complica en nada, ya sea en carro o gracias a la maravillas del tren.
4. Toparme con un viejo conocido. ¿Quién no conoce al señor de la Mancha? Leer el Quijote nos hace un recorrido por muchos lugares, incluido Toledo. Así que visitar este lugar de cierta forma te trasporta a esa historia.
5. Las noches son un sueño. La ciudad ilumina sus edificios y uno se siente como en un cuento.
6. La más importante para mí. Toledo me dejo palpitando el corazón. Me erizó la piel. Me sucumbió en sus tesoros. Las personas hablan de que es mágico, bello, maravilloso, y así es. Pero más allá de eso es una sensación que te deja. Intangible. Recuerden que la moda es inspiración, y la inspiración la encontramos de múltiples formas.
PLUS> ¡No olviden la comodidad! Esto es indispensable. La ciudad hay que disfrutarla caminando así que es importante ir preparado para eso. Yo usé un overol con una blusa negro. Pero no podía dejar olvidado mi abrigo. Además, usé los Sperry de travesía.
Le comparto más fotografías.
Un abrazo fuerte,
Ari.
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