Hace unos días atrás tenía una conversación con unas amigas. Ellas me comentaban que cuando van a comprar maquillaje ven tantos correctores que no saben cuál usar. Y en realidad así es. Llegamos y vemos correctores en rojo, verde, amarillo, blanco y hasta una gama de colores oscuros. Independientemente de si quieres hacer un contouring o no, a veces tenemos venitas, granitos, cicatrices, manchas, imperfecciones habituales de un ser humano.
Lo importante es tener presente que vamos a usar el color de corrector opuesto al color de nuestro defecto que queremos cubrir según la teoría del color. Una vez que aplicamos el corrector vamos a difuminarlo un poco, principalmente los bordes. Después sigue la base, los polvos y todo el proceso que cada una realice.
Les comparto un detalle de las funciones de cada color de corrector:
Tono naranja. Es perfecto para cubrir manchas, lunares o imperfecciones con matices marrones y azul.
Tono verde. Es especialmente para cubrir rojeces, ya sean granitos, cicatrices muy recientes que aún están rojas. ¡Ojo! Si la rojez no es tanta lo pueden cubrir con su base normal.
Tono lila. Funciona para manchas amarillas, que a veces nos ocasiona el paso del tiempo o el sol.
Tono amarillo. ¡Es el ideal para nuestras ojeras!
Tono rosa. Algunas venas se ven verdes y en aquellas chicas de piel muy blanca suele resaltarse una que otra por lo que es este el corrector ideal si las deseas cubrir.
Tonos piel (oscuros y claros). Estos son para el siguiente paso de correcciones como el contouring. Recuerden que el tono claro ilumina y aumenta el volumen. Mientras que el oscuro perfila o contornea y ayuda a camuflar.
Con esta explicación tenemos un poquito más claro cuál debemos usar según nuestras necesidades. ¡Lo que sigue es práctica!
Beso,
Ari.
Fotografías: pinterest.
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