¿Cómo vestir el alma?

Querido Dios: Cómo te cambio sin cambiarte

By Ariana Fernández

September 22, 2021

“Aquí en esta foto esta Dios. Él es tu padre, tu creador. Como padre celestial estará contigo siempre y te amará como nadie en este mundo”, me dijeron.

Tomé la fotografía, la miré, pero la imagen no estaba clara. Así que la guardé con la esperanza de que al verla de nuevo estuvieras tú más definidamente. Los días y los años pasaron. Aquella foto seguía sin verse nítida. Pero no me afanaba en encontrarte porque simplemente yo creía en ti. Esa fotografía no determinaba mi relación contigo.

También: Querido Dios: Que en la turbulencia siempre te encuentre.

El tiempo me fue cambiando aquella tranquilidad. Conforme más me ocupaba de mi relación contigo menos serena me sentía. Cuanto más te conocía más aparte me sentaba. Entre más amor descubría de ti más te huí. Mientras más me hablabas yo permanecía en silencio. Mientras más me prometías una vida eterna más temor experimenté. Cuanto más quise un abrazo, más lo rechacé. Cuantas más acciones debía tomar, más las abandoné.

¿Por qué yo estaba huyendo de ti? ¿Por qué si me dabas tanto más distancia tomaba?

No me ha sido fácil hallar una respuesta. Me ha dolido mucho porque te he sentido lejos sabiendo que estas a la par mía. He sentido soledad sabiendo que estas conmigo y me he sentido mala hija aún amándote.

Mi respuesta. Tras orar, esperar y pensar busqué la foto tuya. No estabas tú. A quien vi fue a mi padre terrenal. Que susto me he dado, realmente me quedé sin entender nada. Ahora lo veo un poco más claro y quiero contarte el reto tan grande al que me enfrento.

Como seres humanos conocemos de papá a nuestro padre biológico. El lado paterno de nuestra vida viene influido por ese hombre que fue (o es) nuestro padre. Ausente o presente, lo que hayan hecho ellos influye nuestra vida y cómo vemos el lado paternal de nuestra existencia.

También: Querido Dios: Cerré la puerta y miré hacia adentro.

Hablar de mi papá aquí es irrelevante porque tu lo conociste mejor que yo, tu lo creaste, lo amaste, lo elegiste como mi padre y fue tu hijo. Mi experiencia con él tuvo varios sucesos que me retaron en la vida, algunos traumáticos, otros decepcionantes y otros donde me sentí que nunca fui suficiente buena hija, donde fallaba constantemente y si no hacía lo que él quería todo iría muy mal.

Ese cúmulo de experiencias y emociones me han paralizado cuando le indico a mi cerebro que tu eres mi padre. Me hacen sentir que, además de que me puedes hacer daño, nunca lograré ser suficiente para ti.

No llegué a esta conclusión tan fácil, me tomó mucho tiempo. Al inicio me frustraba en no tener claro por qué no podíamos seguir avanzando en cultivar nuestra relación. Me pregunté varias veces: ¿por qué si siempre he creído hoy me siento que me asusta estar cerca? Pero de tu mano descubrí que cuanto más intentaba acercarme más me alejaba, porque vi en ti a mi padre y no a ti.

También: Querido Dios: Estar contigo.

Cuando abrí los ojos a esa realidad y a ese reto, todo tuvo sentido. Empecé a sentir que eras más que eso, más que el concepto terrenal de un padre. Para ese momento sentí alivio. El tormento de querer mantenerme lejos ahora tenía una razón.

Hoy decidí comprender la definición de padre celestial y padre eterno. Ese eres tú. Vengo separándote de conceptos previamente establecidos y vamos por buen camino.

Gracias por no soltarme cuando yo sí te solté,

Con amor,

Ari.

 

Comentarios

comentario