Se imaginarían ustedes dejando sus trabajos, renunciando a sus estudios, alejándose de sus amigos y familiares por un tiempo indefinido y subirse en una camioneta a recorrer el mundo en beneficio de una buena causa.
No es imposible. Días atrás conocí a Ana Carolina Squitín, una uruguaya que anda de país en país promoviendo el ejercicio como una herramienta en contra del cáncer.
“Desde que era pequeña soñaba con dar la vuelta al mundo por tierra. Cuando tenía 32 años pasé una situación que puso muy en riesgo mi vida y fue cuando me di cuenta que la vida se me podía terminar mañana y que las cosas que yo podía alcanzar, la mayoría materiales, no me llenaban la vida”, me dijo.
Renunció a su trabajo, vendió todo y se fue. Se fue para llegar a muchos lugares y muchas mujeres.
“La causa surge porque quería ir dejando algo en el camino, haciendo algo por las mujeres. Decidí apoyar la lucha contra el cáncer de mama porque esta enfermedad está ocupando los primeros puestos en mortalidad.
“Primero trato de contactar fundaciones en cada uno de los países. Doy clases de aeróbicos, ya que soy profesora de educación física, así que mi herramienta es usar eso para dar clases gratuitas y a través de eso crear consciencia de la detención temprana del cáncer de mama”, agregó.
Así fue como Ana Carolina llegó al país y se unió a Fundeso, y brindó su clases de aeróbicos en el Real Cariari el pasado mes de agosto.
Bueno, ahora Ana Carolina lleva en su travesía dos años. Empezó en Uruguay, siguió por Argentina, Paraguay Chile Perú, Ecuador Colombia, Panamá, Costa Rica y Nicaragua. Pero de ahí seguía a Honduras, El Salvador, Guatemala, Belice, México, Estados Unidos, Canadá, Alaska y después cruzará a Europa.
Suena divertido pero es todo un acto heroico. Renunciar a lo que uno tiene para embarcarse a lo desconocido, a lo que no es seguro ni sencillo pero lo que es una gran ayuda a muchas pacientes.
Pronto les cuento más,
Ari.
Comentarios
comentario