Hace unos días con todo este tema de los atentados terroristas en París, me puse a pensar si me encontraba en el lugar correcto. A ver, soy una costarricense que se vino a Madrid por una maestría, por conocer, para vivir una etapa de la vida fuera de su país. Justo en ese momento cuando yo les compartía, por mi Snapchat, lo seguro que es caminar por las calles, se dan los ataques en la capital francesa.
¡Que sorpresa tan macabra! Venía de cenar con un costarricense que coincidió conmigo en Madrid. Mientras iba en el metro, veía los videos que poco a poco me hacían sentir asfixiada dentro de ese vagón.
Dije: ¿en qué momento me vine? Me tomó tiempo asimilar la situación, pero cuando lo hacía recordé que en mi país también hay guerra, de otros tipos pero guerra.
Le explicaba a unas compañeras españolas que en Costa Rica, aún sin ejército, enfrenta otro tipo de batallas. Sicariato, violencia en las calles, agresión doméstica, luchas en los estadios, y sé que se me escapan otras. Pero bueno, ellas se sorprendieron cuando les conté del tema drogas y del tema vial, tal como me sorprendí yo con los atentados de mi vecino actual.
Y mientras seguía ahondando en este sentimiento recordé que, en muchas ocasiones, tenemos pugnas contra nosotras mismas. Chicas que le declaran la guerrilla a su apariencia física, llevándolas al daño ocasionado por ellas mismas. Otras se enfrentan cara a cara a una enfermedad física o a adicciones. Tenemos una guerra campal para dominar nuestros defectos, muchos que aceptamos abiertamente y otros que llevamos en silencio, esos que suelen pesar más.
No busco tomar parte del problema mundial, ni presentarles aquí información secreta. Sólo quería contarles que siempre he estado en lucha. Soy una mujer que rompió un ciclo de violencia doméstica, dura batalla que en algún momento creí perder. He luchado por aceptarme tal como soy. Peleo por mejorar mis defectos. Estoy segura que saben de lo que les hablo porque sé que todas vinimos a eso: a ganar una batalla.
Esa batalla que tenemos que vencer, busca sacar la mejor versión de nosotras mismas. Esas guerras que no causan heridas, ni a ustedes ni a mi, son la que valen la pena. Una pugna por nuestra autenticidad y plenitud.
Justo hace unos días leí sobre Winnie Harlow, una chica que sufre vitíligo. Esa es una enfermedad que afecta la pigmentación del cuerpo (lo que muchas conocen popularmente como melancolía). Me sorprendió que Winnie luchó incansablemente por taparse sus manchas, era una guerra por alcanzar una belleza impuesta por otros. Con el tiempo comprendió que su pugna no era contra sus manchas sino más bien por aceptarse a sí misma. Se dio cuenta que su condición debía transformarse en fuerza.
Winnie dijo a la revista L’Officiel una frase que me quedó en lo profundo: «Nadie debe decirte lo que puedes o no puedes hacer en la vida. Mírame, ahora soy modelo». ¡Y así ganó una guerra que la torturó por tanto tiempo!
Así que la mejor de las batallas que podemos tener es enfrentarnos a nosotras mismas, a lo que nos hará felices, plenas y seguras. La belleza es subjetiva y depende de los ojos de quien la mira. Ya saben que para mí la belleza empieza desde el alma.
Un abrazo fortísimo y feliz inicio de semana,
Ariana.
Fotografías Winnie: pinterest.
6 COMMENTS
Carolina Ulloa
7 años agoLindísimo, me encantó y me sentí 100% identificada. Todos los días hay una guerra nueva que afrontar, pero depende de nuestra actitud salir victoriosas de cada una de ellas. Un abrazo.
closethispano
7 años ago AUTORMuchas gracias Caro, que lindo que te identificaste con esta realidad. Un abrazo y feliz navidad!
Ruzu@moonandroses
7 años agoHoliii!! Me gustó tu post, sube el ánimo a cualquiera. Y si a esa modelo odiaba que le dijeran vaca, y debe ser feo que te digan así, pero ella parece como una gacela o algo por el estilo, son manchas raras pero agradables.
Es de aceptarse y bueno uno aunque tenga 31 años aun hay cosas que tengo que mejorar, como todo ser humano
saludos y éxitos en Madrid
closethispano
7 años ago AUTORHola Ruzu, gracias por el comentario! Sin duda, con 28, 31, 40, 50 años siempre tenemos algo que mejorar! Que dicha que les gusto! Un abrazo fuerte!
Laura Castro
7 años agoHola Ariana,
Te sigo desde hace un tiempo y hasta ahora comento en alguno de tus post, lo hago porque me llego al corazón lo que escribiste hoy. Totalmente de acuerdo con lo que escribiste las peores guerras son nuestras guerras interiores. Soy madre y trato todos los dias de enseñarle a mi niña que todos valemos por lo que somos por dentro que lo de afuera es solo un empaque. Pero no niego que es difícil creérsela cuando somos bombardeadas constantemente con como debemos vernos, pensar o hasta sentir.
Es una lucha constante que todas vivimos que a mi parecer deberíamos de unirnos entre nosotras para luchar en contra de los estereotipos y buscar siempre ser felices.
Gracias por este bello post y sigue adelante!!! 😉
closethispano
7 años ago AUTORLaura no sabés lo que me llena leer tu comentario! Y sí, tenés toda la razón, a veces cuesta creérsela por muchísimas influencias. Sin embargo, estos recordatorios nos vuelven a llenar de energía y de belleza. Muchas gracias por tu feedback, un abrazo muy fuerte!