Este 2017 celebro el día de la madre amando a ciegas (ver aquí), pero no fui a visitar ningún lugar del que mi madre y yo hayamos conversado (ver aquí). ¡Este año celebro el día embarazada!
Elías y yo hablamos de hijos desde hace muchos años. Teníamos los nombres en lista, pero no nos habíamos permitido embarcar en esta aventura. Sin embargo, el pasado mes de febrero tomamos la decisión de abrir la puerta a los hijos.
Tuve una plática con Dios y le dije: “sabes que queremos hacer crecer nuestra familia y nuestras aventuras, pero quiero que sepas que es en tú momento, no en el mío. Es cuando tú Dios sepas que es el instante justo, no cuando Ariana quiera“.
Parecía que Dios tenía a nuestro hijo formado, esperando a que nosotros nos dispusiéramos. Para abril-mayo ya estábamos embarazados, pero no lo sabíamos.
#BabyCloset enTailandia.
Elías y yo queríamos ir a Tailandia antes de que llegara bebé. Pensamos en ir en febrero, pero tuvimos mucho trabajo. Lo dejamos para setiembre, pero por razones esporádicas de la vida nos fuimos en mayo.
Ha sido uno de los viajes más hermosos que hemos hecho. Pero al llegar a Chiang Rai, norte de Tailandia, me sentí muy extraña. Me sentía muy cansada, mi humor estaba muy cambiante, me incomodaba el olor. El pad thai que me comí con ganas me provocaba nauseas.
Volamos pronto hacia el sur de Tailandia, Phuket. Me dormí todas las horas. Debíamos tomar un ferry de dos horas hacia Phi Phi Island en el cual yo seguía durmiendo. Como el mar todo lo cura, apenas llegué me sentí mejor. Nuestra aventura más extrema apenas comenzaba entre trekking, mar y escalar unas montañas para llegar a los parque nacionales. Incluso comí un pescado tailandés que no sé si es de los que se permiten en la dieta de las embarazadas. A todo me apunté y cada espacio libre que tenía aprovechaba para dormir.
Fue en Phi Phi Island donde me soñé que tenía un bebé. Yo sabía que tenía un retraso, pero no quería ilusionarme. Nunca había estado embarazada, pero yo me sentí muy diferente.
Del gastroenterólogo al ginecólogo.
Nuestro regreso a Madrid fue terrible. Fueron 12 horas hasta Rusia donde no pude comer nada, fui al baño como 20 veces. De Moscú todavía nos faltaban seis horas de vuelo, así que lo que hacía era dormir.
Pensamos que tenía algún problema estomacal. Intenté curarme en casa, pero me fue necesario ir al hospital. La doctora pensó que tenía un parásito, pero para uno de los tratamientos que me iban a enviar era necesario no estar embarazada. Como no podía asegurarlo, me hice un examen de sangre.
¡Era mega positivo!
Pasamos de estar en gastroenterología a ginecología en menos de 10 horas. Mis problemas no eran de salud, era un pequeñín que nos había llegado como respuesta de lo que le pedimos a Dios.
¡Feliz día de la madre!
Jamás olvido a mi madre que murió hace mucho tiempo. A ella le celebro a diario nuestro amor a ciegas. Y aunque es una abuelita que no podrá estar con nuestro bebé, creo fielmente en esas maravillas de Dios. Estoy segura que ella ya comparte con nuestro bebé, él ya sabe quién es mi mamá.
Pero este día de la madre he aprendido que nuestra vida cuelga de las manos de Dios. Es Él quién dice cuándo y cómo. Yo me puedo cuidar, comer saludable, reposar cuando el doctor me lo ha pedido, pero la vida nuestra esta en manos de Dios, nuestra evolución depende del creador.
Siempre les deseo un feliz día a las que me leen que son mamás, a las mamás de ustedes, a las que están en el cielo y las que están por venir.
Elías y yo continuamos muy emocionados por nuestra familia. #BabyCloset es un pequeñín que se suma a nuestra familia, a nuestras aventuras, a nuestro trabajo y a nuestros proyectos. De hecho, en la portada de mi libro se asoma en mi pancita. #BTW nuestro pequeñín se llama Nicolás.
Un beso enorme,