¿Cómo vestir el alma?

La imagen familiar de revista que cultivó mi madre

By Ariana Fernández

August 15, 2020

Hace varios años, justo antes de entrar a la escuela, me pidieron en el kinder que llevara una foto familiar. Yo no recuerdo qué pasaba por mi mente en aquella época, pero sí sé que llevé una fotografía de una revista en lugar de llevar la fotografía de mi familia real.

La ilustración de la revista tenía a una mujer sentada con su bebé en brazos, un niño al lado y el esposo atrás de ellos. Estaban en una silla de jardín con un paisaje al fondo. La imagen para mí tenía una carga muy fuerte sobre el simbolismo familiar. A mí me transmitía unión, amor, acompañamiento, entre otros sentimientos.

Mi madre fue increíble. Antes de que yo llegara estudió, viajó, ahorró, construyó y vivió en todo el sentido de la palabra. Los ocho años que estuvo fisicamente conmigo, mi madre me enseñó su sensibilidad, su amor incondicional y su esfuerzo de trabajar y ser madre a la vez, entre otras. Pero sobre todo aprendí que Dios nos hacía el viaje perfecto y, aún con su partida, Dios nos dio lo que necesitábamos.  

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Bastantes años después, tras haber perdido a mi madre y haber tenido algunos retos con mi padre, me resigné a pasar tiempo sola. Hubo temporadas en la que pensé que ser mamá no era para mí. Tampoco me planteaba tener una familia porque me cuestioné en cómo lo haría sino tenía enseñanzas claras de cómo hacerlo.

Aquellos cuestionamientos me sucedieron muy joven. Tan joven que no era una preocupación para mí. La imagen familiar de revista ni la recordaba para aquella época. Me dediqué a disfrutar y dejar que Dios hiciera lo suyo. Lo que Dios hace es atender nuestros anhelos más profundos.

No tengo la menor idea de qué le dijeron a mi madre en el kinder aquella vez. Lo que sí sé es que mi mamá fue el ejemplo de mamá y mujer que yo anhelaba ser: fuerte, decidida, madre y trabajadora. Sin embargo, mi madre no pudo darme la estabilidad y la unión familiar que yo veía en el retrato familiar de aquella revista. No fue una mala madre por eso, ¡jamás! Pero yo siempre quise esa unión de mamá, papá, hijo(a).

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Dios sabía que esos eran mis anhelos y me los entregó en su momento. Me dio el mejor ejemplo de madre que yo pude tener y una imagen que impactó tanto mi vida que es la que tengo hoy en casa con Elías y Nicolás. Así que solo puedo dar gracias infinitas a Dios por este regalo tan maravilloso de tener a mi familia, de ser mamá y de tener a la mejor madre en la eternidad.

¡Feliz día mamás! Son las mejores mamás del mundo.

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